No se han preguntado alguna vez ¿qué demonios pasa en nuestro mundo? ¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué tantas peleas? ¿Por qué tanto abuso? ¿Por qué tanta contaminación? ¿Por qué manejan como desquiciados por las calles? ¿Por qué tantos asesinatos? ¿Por qué el narcotráfico? ¿Por qué, por qué, por qué? Todos nos las hemos hecho alguna vez en nuestra vida... y ¿a qué respuesta llegamos? Si alguien las ha encontrado, por favor compártanlas. Sería interesante escuchar sus ideas.
Mi análisis llega a la conclusión de algo muy sencillo y muy complejo a la vez, la ambivalencia que prevalece en todas las cosas, el todo y el nada... esa solución tan simple y complicada es lo que conocemos como "PODER".
Todo tiene que ver con las luchas por el poder, quién es más fuerte, quién es más rápido, quién es más inteligente, quién es más capaz, quién es más chingón, quién es más valiente... ¿quién es?
De alguna manera todos somos buenos en algo, somos mejores que otros en algunas actividades y desde luego también somos peores. Pero, ¿quién tiene la capacidad de definir lo que es mejor y lo que es peor?
Sabemos que tenemos leyes y normas, las cuales no son más que códigos de conducta donde se define lo que no se puede, ni se debe hacer y si se trasgrede esa prohibición, habrá una consecuencia. Y no solo me refiero a una constitución política o a algún código penal, me refiero a que desde que nacemos se nos enseñan los límites, hasta dónde podemos llegar, sobre todo sí pasamos esa delgada línea invisible, desde luego habrá una secuela. Recuerdan a sus madres, padres o tutores diciéndoles: si no comes verduras no hay postre; si no terminas la tarea, no sales a jugar o no jugarás videojuegos; si no te portas educadamente, te daré una nalgada… esto no es más que límites y reglas.
Se supone que uno debe saber que a los abuelos no se les contesta feo, no se les pega a los padres, uno debe defender al hermano o hermana, no se debe decir groserías en la escuela. Eso es lo que se nos enseña, y se espera que sea respetado.
¿Pero qué es lo que está pasando actualmente?
Existió la inquisición, que a pesar de ser una aberración llena de torturas para las personas que no encajaban socialmente, a final de cuentas fue un proceso institucionalizado, es decir, había reglas, había límites y había castigos muy claros. Ahora, pasamos por un periodo de violencia extrema, torturas tan similares a las de esa época, ¿pero en qué se marca la diferencia?... En el abuso de poder y en la falta de límites.
Hace un tiempo leí en un periódico amarillista, que se dedica a la publicación de fotografías y contenido visualmente violento, una historia acerca de unos vecinos, los cuales tenían hijos pequeños. Los niños, de aproximadamente cinco años, se disputaban un triciclo; el infante que era el dueño lo defendía para que no se lo quitarán y el otro se lo arrebataba para poder jugar con él. Una tarde, a plena luz del día y a vista pública de los habitantes de ese lugar, el niño que quería quitarle el triciclo al otro, se lo robó y lo llevó a esconder a su casa. La madre del niño ofendido fue a reclamar el triciclo a la casa de quien lo había hurtado. Después de varios gritos por la disputa, el padre del ladrón sacó un arma de su casa y le disparo a la mujer en la cara, lo cual evidentemente terminó en una tragedia.
Cuando leí eso, me pregunte, ¿cómo es posible que la gente llegué al grado de dispararle a otra y quitarle la vida por algo tan estúpido como un triciclo? No lograba comprender este hecho, hasta que me di cuenta que no se trataba de matar a alguien por algo tan “estúpido”, este crimen no era por un simple juguete, iba más allá de lo obvio, era una lucha por el poder. La mujer hizo uso de la capacidad de reclamar lo que era suyo, el poder de exigir que le fuera devuelto algo que ella había comprado, dejo en claro el poder adquisitivo, el señor hizo uso de un instrumento que le daba aún más poder en ese momento: un arma.
El poder es una analogía de fuerzas y resistencias, un escenario estratégico dentro de una sociedad en un momento específico. Consiguientemente, el poder, al ser consecuencia de relaciones de poder, está en todas partes. Nosotros como humanos, constantemente estamos transpuestos por relaciones de poder, no somos algo independiente a esas relaciones. El poder no sólo reprime, no solo coerce, sino que también produce.
Por lo anterior, es indispensable que se nos marquen límites, que existan reglas, normas, leyes, educación. Sabemos que la primer educación que se nos da, y por lo tanto la más importante, es la que se enseña en casa. Las instituciones escolares solo refuerzan cierto tipo de adiestramiento.
Ojo, aquellos revolucionarios, rebeldes de la sociedad, no se sientan aludidos… no se ofendan por los términos de límites y adiestramiento, somos animales, como tales necesitamos ser amaestrados. La diferencia que tenemos es que somos “racionales” (hay veces en que no lo creo) y con ellos debemos adoptar las mejores formas para compartir socialmente, ser tolerantes, respetuosos y abiertos.